Los libros del Pentateuco son como una introducción para el pueblo de Jehová a su Dios, y por medio de este pueblo a toda la humanidad que llegaría a conocer a Jehovah/Jesús por causa de su pueblo.  El Pentateuco contiene las promesas.  Aquí estas promesas se dan a conocer.  En el resto de la Biblia que se comienza a ver su cumplimiento.

Así el Pentateuco introduce temas que son desarrolladas en toda la Biblia y más allá. Los textos del Pentateuco son usados por otros textos. La Biblia usa y usa nuevamente las palabras del Pentateuco.

El texto del Pentateuco es la base para entender la historia de Israel, la vida y ministerio de Cristo y la extensión de las iglesias a todas las naciones. El texto del Pentateuco provee el Antiguo Testamento del lenguaje que necesita para contar la historia del pueblo de Israel y para contar las acciones del Dios de Israel. El texto del Pentateuco es fuente de las palabras, conceptos y prácticas que definen el entorno de Cristo y él lo usa para redefinirlos. El Apóstol Pablo, el Autor de Hebreos, así como Pedro, Santiago y San Juan usan palabras y conceptos construidos de elementos del texto del Pentateuco así como elementos de textos que utilizaron el Pentateuco para comunicar su proprio mensaje.

Aunque es un libro antiguo y habla de experiencias que Ud. desconoce, el Pentateuco sigue vivo. Ud. también se confronta com el Dios de Israel, aprende de a caminar con el Señor, basado en las historias del trato del Señor para con este pueblo y del trato de este pueblo para con el Señor. Ud. usará las palabras del Pentateuco, a veces sin reconocerlo, para guiar, enseñar y aconsejar el pueblo de Dios, y para entender a qué el Señor los ha llamado.

Otras religiones basan su conocimiento de Dios sobre la base del texto del Pentateuco y del pueblo que el Pentateuco constituye–a veces en reacción a la historia de la pobre santidad de pueblos y religiones que han tenido el Pentateuco para guiarlos. Tal es el caso del Koran, el libro que musulmanes creen que Dios reveló por medio de Maomé. En un lugar dice «(2:47) ¡Hijos de Israel! Recordad la gracia que os dispensé y que os distinguí entre todos los pueblos. (48) Temed un día en que nadie pueda satisfacer nada por otro, ni se acepte la intercesión ajena, compensación ni auxilio. (49) Y cuando os salvamos de las gentes de Faraón, que os sometían a duro castigo, degollando a vuestros hijos varones y dejando con vida a vuestras mujeres. Con esto os probó vuestro Señor duramente. (50) Y cuando os separamos las aguas del mar y os salvamos, anegando a las gentes de Faraón en vuestra presencia.»