Bendiciones y Maldiciones

11webEl mensaje Deuteronomio pone a Israel entre la bendición y la maldición.
De hecho, la declaración de bendiciones y maldiciones ha de ser una lectura desde las dos montañas al lado de Siquem y de Samaria.  El pueblo se debía poner entre las dos montañas para oir la lectura de bendiciones y maldiciones de cada lado del valle. Deuteromonio enfoca estas dos opciones para el pueblo de Jehová.Mt_Gerizim_view_looking_e_with_Mt_Ebal_on_left,_78-13tb

Para alcanzar la bendición, el pueblo de Jehová debía hacer dos cosas:

  • poner en memoria lo que Jehová había hecho
  • poner en práctica una nueva forma de ser sociedad.

La forma del texto de Deuteronomio es una repetición de textos que ya aparecieron en Éxodo, Levítico y Números.  Así, la forma del texto sirve para apoyar el mensaje que el texto proclama.  Los textos que Deuteronomio toma del pasado son re-orientados para instruir el pueblo hacia su vida en el futuro.

Deuteronomio es como una amenaza dirigida por Moisés al pueblo de Israel.  Moisés casi da la impresión aqui de que desespera del futuro del pueblo.  Es que conoce su pasado. En Deuteronomio encontramos un repaso de las  rebeliones e infidelidades del pueblo en el desierto.  A la vez, nos cuenta cómo el Señor siguió fiel al pacto que había hecho con su pueblo.   Para recibir la maldición, pueden seguir en la misma linea en que han andado.  Moisés esta diciendo «¡Ojalá presten atención finalmente a lo que ha pasado con Uds bajo la mano de Jehová durante estos últimos 40 años!»  La clave es que el pueblo fue comprado y ahora pertenece a Jehová.  Si siguen enfocados en cuidar de sus propios intereses, les irá mal.

Para llegar al futuro hay que meditar sobre lo que Jehová ha hecho y ha dicho en el pasado.

  • Por esto las historias de antepasados en Génesis.
  • Por esto las memorias de cómo Dios intervino a favor de su pueblo en Éxodo.
  • Por esto Jehová demanda santidad y hace provisión que su pueblo pueda mantener su santidad en Levítico.
  • Y por esto Jehová no abandona a su pueblo a pesar de sus constantes rebeliones en Números.

Deuteronomio es igualmente una invitación.  Jehová invita a este pueblo a seguirlo a Él.  Ya no podrán seguir a Moisés.  Sus días han llegado a su fin.

Lo que ha pasado hasta ahora es una base.  Por esto, durante 27 capítulos recuenta lo que ya está escrito.  No es hasta el capítulo 28 que llega a la declaración de las bendiciones y las maldiciones.  Aún éstas son tomadas de otra parte.  Son citas tomadas de Levítico 26.

La opción de recibir bendición o maldición es ofrecida usando la herramienta de la intertextualidad.  Los textos del mismo Pentateuco son usadas en una nueva situación.   La nueva situación, cuando entran en la tierra, es que  ya no serán esclavos ni migrantes andando en el desierto.   Entonces los textos del Pentateuco reaparecen en Deuteronomio en un nuevo formato para ilustrar que el mismo Dios que anduvo con ellos desde Egipto, ahora será su Dios cuando se establecen en la tierra, y Deuteronomio da instrucciones sobre cómo guardar esta memoria y sobre cómo crear una sociedad justa.   De cierta forma vemos en Deuteronomio los textos de Exodo, Levítico y Números hablando entre sí.   El pueblo de Israel puede disfrutar del diálogo entre estos textos para entender y vivir su nueva situación.

Nosotros estamos en una nueva situación.  El diálogo que nos importa es el diálogo entre los textos del Pentateuco y los del evangelio.  ¿Debemos leer Deut 28 como si fuera un mensaje para nosotros?   Si es a Jesús que seguimos, ¿Es ésta la forma para para buscar bendición?  ¿Cómo es que las bendiciones pronunciadas en Deuteronomio 28 (citando Lev 26) se aplicarán a nosotros? ¿Hasta qué punto las maldiciones se aplican?

¿Cuál es la base para saber si estas palabras se aplican a nosotros hoy y aquí?

»Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal, porque yo te mando hoy que ames a Jehová, tu Dios, que andes en sus caminos y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová, tu Dios, te bendiga en la tierra a la cual vas a entrar para tomarla en posesión. Pero si tu corazón se aparta y no obedeces, te dejas extraviar, te inclinas a dioses ajenos y los sirves, yo os declaro hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais a entrar para tomarla en posesión tras pasar el Jordán. A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, de que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia, amando a Jehová, tu Dios, atendiendo a su voz y siguiéndolo a él, pues él es tu vida, así como la prolongación de tus días, a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar».

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